viernes, 1 de febrero de 2013

El ADN almacena poemas, una foto y un discurso


Artículo traducido, publicado por Rachel Ehrenberg, el 23 de enero de 2013



Científicos almacenan y luego recuperan 750 KB  de datos en un ADN.


Pronto grandes datos podrían ser almacenados en un paquete muy pequeño: el ADN. Un equipo de científicos ha demostrado que el almacenamiento de información en un ADN sintético podría ser una aproximación viable para gestionar datos a largo plazo, dejando de a un lado la cinta magnética preferida por los archiveros en la actualidad.

El trabajo, publicado en línea el 23 de enero, en la revista Nature, se basa en tecnologías que probablemente sean más rápidas y más baratas, dice el biólogo e ingeniero Drew Endy, de la Universidad de Stanford, quien no participó en este trabajo.

A diferencia de los tocadiscos, que solo sirven para reproducir música codificada en los discos de vinilo, ahora en desuso, las máquinas que producen y leen ADN encuentran usos a través de la ciencia. "Los seres humanos nunca van a dejar de preocuparse por el ADN", dijo Endy. El ADN es también compacto, ligero y potencialmente puede mantener información intacta durante miles de años, si se la almacena en un ambiente oscuro y fresco.

Para ilustrar esta técnica, el equipo de investigación almacenó cinco archivos —en total alrededor de 750 kilobytes de datos— en un ADN: todos los 154 sonetos de Shakespeare (un archivo de texto); un artículo clásico de Watson y Crick de 1953, que describe la estructura del ADN (en formato PDF); una fotografía a color (en formato JPEG); y un extracto de 26 segundos del discurso de Martin Luther King en 1963 Tengo un sueño (en formato mp3).

Este nuevo informe llega justo después de una investigación similar publicada en agosto pasado en la revista Science. Los nuevos proyectos de investigación dicen que, si los costos de hacer ADN siguen a la baja, este aporte podría ser económico para almacenamiento a largo plazo en tan solo 10 años.  "Es realmente emocionante", dice Endy.

Dirigido por Nick Goldman, investigadores del Instituto Europeo de Bioinformática en Inglaterra, comenzaron por la conversión de los cinco archivos en retazos (técnicamente, "trits" —utilizando un código de tripletes que comprende cero, uno y dos—. Luego tradujeron dicho código en uno formado por los vocablos As, Cs, Gs y Ts, las "letras" del ADN. Así TAGAT sustituye a la "T" que inicia la segunda línea del soneto 18 de Shakespeare: "tú eres más hermoso y más templado". El equipo también incorporó una forma de indexar los  datos —una especie de versión ADN del Sistema Decimal Dewey— y un código de corrección de errores para mantener los datos intactos.

Luego, los investigadores enviaron su código a la de instrumentación Agilent Technologies en Santa Clara, California. Allí científicos leyeron el código y lo utilizaron para construir millones y millones de moléculas de ADN, las cuales fueron enviadas de regreso a los investigadores vía FedEx en un tubo de ensayo dentro de un caja de cartón.

Cuando el tubo de ensayo, aproximadamente del tamaño de un dedo meñique, llegó, Goldman y sus colegas secuenciaron el ADN, de la misma forma como los investigadores leyeron el ADN de los organismos, para reconstruir los archivos originales. La traducción a partir de los datos de ADN estuvo libre de errores, dice Goldman.

Este trabajo es probable que no reemplace a las memorias USB en el corto plazo. Pero en la siguiente década, se podría almacenar información que se necesita dure al menos 50 años, tal como los registros del gobierno o los textos de las bibliotecas. “Y quién sabe a dónde irá esto”, se pregunta Goldman. “Tal vez”, dice, "cuando la nube succione cosas de su equipo, será para almacenarlas en forma de ADN”.

Gustavo Benavides
Museología
Museo Interactivo de Ciencia

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